Ha sido una semana muy movida emocionalmente para mi, celebro la vida de mis hijos y toda la transformacion y sanacion que hoy le abre las puertas a mi SER. Honro el poder creador femenino de amor que fluye, que es fuerte, abundante y que no tiene condicion.

 Comparto con mucha sensibilidad la historia de parto de mi tercera hija que me llena de orgullo y que sin duda alguna es un sueno cumplido.

Después de una acostumbrada caminata nocturna con mi Papá, mi Mamá  y un barrigón de 39 semanas llegue a casa con contracciones suaves y espaciadas.

 Una ducha, una cena suave y  los minutos pasaban lentos. 11:30pm y sin poder dormir Karim me acompañaba sobando mi barriga, hablándole a Kamila y dibujando para ella.

Después de la media noche llego Silvia mi Dula, mi amiga querida y mi maestra de yoga prenatal, con ella llego tambien un estado de tranquilidad y confianza que suavizaron mis contracciones.

Acompañada de mi Mamá, Silvia, la música suave que escuche durante todo el embarazo, agua de coco y frutas transcurrió la noche con contracciones suaves, no había hora (ni mirabamos el reloj), presión, solo estábamos allí hablando como cotorras mientras los demás dormían.

La postura que me pedía el cuerpo era estar sentada sobre la pelota medicinal de hacer ejercicios y rotando mis caderas con movimientos circulares. La respiracion y la musica guiaban los movimientos.

Dana Gordon mi dulce partera quien cuidó de mi durante todo el embarazo me escribió para venir a casa, pero decidimos esperar y acostarnos pues suponíamos que el parto se daría en el transcurso de la mañana siguiente. Las contracciones eran llevaderas, no había roto fuentes y nos encontrábamos en un estado de tranquilidad.

Silvia me colocó en una posición acostada de lado sujetando mi pierna por unos minutos, momento después cuando volteamos al lado izquierdo sentí claramente como la cabeza de Kamila encajó en mi pelvis.

Respiraba y espontáneamente me salía una vibración de la garganta como simulando  el sonido ahhh…mmmmm…mmmm cuando exhalaba. Seguía la voz de Silvia que me decía: allí viene la Ola… disfrútala.

4:15am aproximadamente y las contracciones eran poderosas… pare para ir al baño y al dar unos pasos me detuve con una intensa contracción y el deseo fuerte de pujar. LLego el momento!

Le dije a Silvia: tengo ganas de pujar… a lo que ella respondió muy calmada: Ok, vamos al baño… todo está bien!

Sentada en el toilet llego mi Mamá y mi esposo. Las ganas de pujar eran incontenibles, sentía un ardor, un fuego interno que me quemaba y que atravesaba mi cuerpo… toque mis genitales y sentí su cabeza.

Le dije a mi Mamá: Quiero que me llenen la bañera!

La vibración que salía de mi garganta era fuerte, me estremecía, la sentía en todo mi cuerpo y me hacía sentir muy cómoda.

Me metí a la bañera y me coloque en posición de perrito con las manos y las rodillas hacia el piso y le dije claramente a mi esposo quien había entrado unos minutos atrás: Tómame una foto!

 

Podía sentir como una fuerza se apoderaba de mí, y yo simplemente lo permitía… sabía que ese era el momento y que allí se estaba manifestando el don de la vida a través de mi… tenia mis ojos cerrados (creo que siempre estuvieron cerrados) sentía como caía el agua caliente que mi Mamá con amor y en completo silencio me ponía sobre la espalda mientras Silvia con su fuerza espiritual sostenía toda la energía del lugar.

Un pujón con todas mis fuerzas, seguridad y confianza saco a Kamila, fue muy rápido, estábamos muy presentes, no había línea de tiempo.

Yo me incline hacia atrás con asombro y Silvia la sujeto con sus manos y rasgo la membrana que cubre el saco amniótico… mi Mamá dijo: esta «enmantillada» gracias padre!… y así nació!!! Intacta dentro de su saco, tal y como transcurrió los 9 meses dentro de mí.

La colocaron en mi pecho, cerré los ojos y solo pude abrazarla sutilmente, olerla, y sollozar de la emoción, gratitud, amor y el renacer que me brindó ese momento… algo profundo que no podria explicar con nada…

Allí estábamos dentro del agua reconociéndonos… mi Papá, mi esposo y mis hijos se acercaron.

La escena era indescriptible. Minutos después llego Dana Gordon mi partera a completar la perfección del momento con su presencia, su sabiduría y su amor.

Asi estuvimos unos 45 minutos (o no se, la verdad era cero nocion del tiempo). Dana saco mi placenta, y pegadas las 3 (placenta, Kamila y yo) nos trasladaron a la cama. Ya en la cama y todavia pegaditas las 3 pasaron como 4 o 5 horas horas, sin ruidos, sin intervenciones, sin apuros,  sin inyecciones, viviendo plenamente el momento presente.

Luego de este tiempo sus hermanos Karim y Diana procedieron a cortar su hermoso cordón umbilical y ayudaron a Dana mi partera a examinar a Kamila en un acto de amor y confianza.

Estuvimos 5 días en casa sin visitas, sin médicos, pegaditas piel a piel, conectadas con el amor desde los más primitivo de nuestro ser, reconociéndonos y recibiendo los rayos de sol que entraban por mi ventana y acoplándonos al proceso de lactancia.

Ese día, hace un año, 8 de Agosto del 2015 supe que soy capaz de TODO, que ellos, mis hijos, han sido la prolongación de mi ser, la evolución, mi renacer y mi sanación… ese momento hizo que sintiera que la vida comienza nuevamente, fue un sueño hecho realidad.

El universo es maravilloso, trae a nuestras vidas lo mejor.